UNA TRISTE MANERA DE SER FELIZ

Sentada en el pasillo. Maleta en mano. Llena de ropa interior y artículos de supervivencia e higiene. La mirada fija en la puerta principal. Detrás de esa puerta hay dos puertas más que guardan la seguridad casera. Dos puertas que la separan del mundo. Ella espera, espera.


Mirada fija en la perilla. En la oscuridad es todo lo que puede mirar. Silencio en la calle, en la casa, en su cuerpo. Ni un pensamiento, ni el latir, ni el respirar. Bosteza unas veces pero sigue esperando. Nunca le dijeron que vendrían por ella, pero ella no se cansa de esperar. Y espera, espera.

Amanece despacio y ella sigue mirando la perilla. El silencio parecer reinar el día. Ni los pájaros anuncian el amanecer, ni el panadero anuncia su pan. No se mueve del pasillo . Junto a su maleta no piensa dejar su lugar. Alguien vendrá eventualmente, alguien tiene que salir, alguien tiene que entrar. Pero ella está sola en esa dimensión. Nadie entrará, nadie saldrá. Pero convencida de que alguien vendrá ella espera, espera.

Comentarios