5.

...Y así, como si fuera magia, él volvió a aparecer delante mío. Y así, mágicamente volvió a desaparecer.

El día anterior le había preguntado "alguna vez conoceré al chico del polo blanco?" y me respondió "ya lo conoces, pero no sabes que es él" 

Esta idea me aterró pues no quiero pasarme la vida sin saber quien es, ni hacer nada por él. La mañana llegó  sorpresivamente, como un salto en el tiempo; como un rayo aturdidor. Fue una mañana linda y me hizo sonreír, pero no era blanca esa mañana. El rojo llegó con dolor, y una pastilla más para detenerlo. Entonces mientras me retorcía en masoquismo, fue que lo vi. Ese espectro flotaba en la nada una vez más y sólo reaccioné cuando intenté agarrarlo. Desapareció.

Supongo que no tenía un polo blanco.

"Llegó la tarde y danzabamos nosotros los duendes alrededor de la Lupuna, poco a poco fueron desapareciendo y quedamos sólo dos. En algún momento dejé mi consciente y el rojo volvió. La luna ensangrentada me miraba y me cantaba. La noche me cuidó en su oscuridad, a cambio prometí no hacerla sentir mal. Me aferré a su brazo pues me dejaba hacerlo. El otro duende no entendía porqué pero no le importaba. Los duendes vigilados por la luna roja sumergidos en sal, se hundieron, hasta el fondo. Y nunca más fueron vistos"

La mañana siguiente entendí que sí podré confiar en alguien, y que sí podré volver a querer a alguien. Que tener miedo de tener incapacidad emocional es algo lógico, pero que no la tendré. Entonces pienso que al chico del polo blanco lo querré. Sólo debo averiguar quien es y como hacer que se fije en mi.

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