De pronto, después de décadas de ignorarla, recordé a Susana, qué habrá pasado aquella vez...
Todas las señales indicaban que le gustaba mucho, tanto como a mi, ¿por qué cambió radicalmente después de decirme que yo le gustaba?
La suave garúa después de la lluvia elevaba el olor a cemento en la ciudad la noche de un viernes. Susana llegó empapada y sonriente. Fue la mejor caminata bajo una tormenta que una adolescente pudo haber tenido con la persona que le gusta. Emoción y frescura que únicamente los primeros sentimientos románticos, pueden hacer palpitar a un corazón que solo conoce la decepción de su propia torpeza.
El sábado todo fue relativamente normal, contando las horas para volver a ver la cara de un lunes con promesas de amor. La mamá de Susana no se sentía bien por lo que ese sábado decidió dormir temprano. El domingo Susana decidió no pasarlo en familia para quedarse a cuidar a su mamá, mientras podía ver los programas extranjeros que tanto le gustaban. Su mamá le mandó a comprar pastillas para poder curarse, le dió un papel y le dijo que comprara 20.
La hora de almuerzo llegó y Susana fue a almorzar cerca. Al regresar, notó que su madre no había almorzado. Al entrar notó que su madre veía televisión acostada de lado, con el rostro inexpresivo. No se movió ante su presencia, solo estaba ahí echada. Susana le preguntaba por sus síntomas pero ella no respondía. Pensó que a lo mejor la enfermedad la había debilitado, y así era pero todavía no lo sabía. Susana se acercó y notó que su mamá lloraba en silencio mirando al vacío. Ahí estaba, ese sentimiento tan conocido por Susana, había pasado como un virus a su mamá. Se pasó un par de horas buscando formas de curarla, hasta que se dio cuenta que su madre respiraba con menos rapidez y dejó de llorar. Susana se asustó y cogió un vaso, lo lleno de agua y se lo tiró en el rostro. Los ojos de su madre se movieron lentamente para verla. Su brazo débil le tocó la cara y dijo “perdón”.
Susana solo entendió que debía llamar a su abuela y a su tía por ayuda.
Ese domingo pasó como si fuera una semana, tratando de buscar las razones por la cual alguien pueda sentirse tan triste que no pueda moverse. Descubriendo que lo que vio fue una persona a punto de morir, entendiendo que estar con vida no significa estar vivo, y conociendo por primera vez la humanidad de su propia madre. No fue hasta la mañana del lunes que pudo verla, y que ahora ella no podía ver a Susana a los ojos.
Susana enterró este domingo de todos. Su madre, su abuela y su tía también. Nadie necesitaba saber que esto alguna vez sucedió. Susana no pudo volver a ser adolescente, pero conoció a la mujer que luego ella querría ser.
Susana enterró este domingo de todos. Su madre, su abuela y su tía también. Nadie necesitaba saber que esto alguna vez sucedió. Susana no pudo volver a ser adolescente, pero conoció a la mujer que luego ella querría ser.
No entiendo por qué Susana cambió tanto, tal vez fue algo que no hice bien, tal vez le gustaba más él. No sé porqué me acuerdo de ella hoy.
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